Y fue a la salida, sí, me acuerdo perfectamente, Gutiérrez, fue ahí cuando pasó. Tú te fuiste como siempre con tus amigas, caminando por la acera, cuando al doblar la esquina te encontraste con aquella desagradable escena: Lo viste caminando de la mano con Camila. Pobre Gutiérrez. Tuviste ganas de llorar, quizás gritar; podía leer tu rostro, tus gestos de sorpresa y desagrado. Pude ver que las falsas esperanzas que te habías dado caían una a una en picada; pude ver tu triste mirada, Gutiérrez. Sí, pude verlo, porque yo me encontraba a tu izquierda, observándote, admirándote, tratando de cerciorarme que en realidad te atraía él, asimilando las respuestas a mis dudas, tratando de evadir lo evidente.
Ese día quizás al llegar a tu casa te encerraste en tu cuarto, quizás le pusiste play a alguna canción triste, tratando de encontrar similitudes entre aquellas letras y tu vida, sin saber que a metros de distancia yo ya había encontrado la inspiración, sin saber que escribiría sobre ti, Gutiérrez.
Songbird
No hay comentarios:
Publicar un comentario